HISTORIA

Primeros Pobladores


Desde muchos años antes que los conquistadores españoles pisaran tierra en este continente, el suelo de Tequisquiapan era habitado por indios Otomíes en el limite territorial oriente del municipio, lindando con el estado de Hidalgo y con Chichimecas en el resto del territorio, predominando los asentamientos en las comunidades situadas al poniente de la cabecera municipal actual. La fertilidad de las vegas que se ensanchan al oriente y al poniente del río, la generosidad de los manantiales de aguas tibias cristalinas, la belleza exuberante de los árboles de gran follaje, convertidos en centinelas del trayecto caprichoso del caudaloso rió, la gran variedad de árboles frutales que en forma silvestre se daban en estas tierras enriquecidas por el aluvión y los limos que dejaban las crecientes al desbordar el cauce normal del río, en temporada de lluvias Todos estos motivos hicieron desde siempre, el lugar buscado por el hombre. La fama que había adquirido esta porción de tierra del ac­tual estado de Querétaro, transpasó la frontera del territorio Chichimeca, propiciando desde aquellos remotos tiempos, la afluencia de visitantes importantes que tenían conocimiento de las virtudes de las aguas termales que brotaban en abundancia de los manantiales, a las cuales se les atribuyeron dones curativos que alivian determinados males corporales. El baño medicinal que curaba, relajaba el cuerpo y la mente de las personas, se hacia en el temaxcal, espacio con forma de media naranja, semejante al horno rústico de pan, construido en el sitio donde brotaba el manantial, se le agregaba hierbas medicinales adecuadas para la cura del mal, en esa forma el agua conservaba su temperatura máxima y hacía mas placentero el baño medicinal. En este lugar se sudaba copiosamente por los efectos que el agua caliente ejercía en el mismo, almacenando vapor en abundancia, el cual escapaba por un espacio reducido que servia de entrada a la persona que lo disfrutaba placenteramente . “El Temaxcal se conserva en estado ruinoso en el lado noreste de la alberca La Pila, a un costado de lo que era el vertedor de demasías”. En este pueblo se realizaban importantes reuniones de ca­ciques indígenas, se reunían para acordar pactos políticos, dirimir querellas y trueques de tipo comercial. Se dice que asistían con la convicción de que al sentarse a dialogar en este lugar, invadidos por la tranquilidad y la belleza del mismo, los inspiraría la buena voluntad para negociar y dirimir dificultades pudiendo además realizar el mejor trato comercial.